A menudo maestros y profesores se sienten sorprendidos cuando los profesionales de la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria no hablamos explícitamente de los síntomas de la anorexia y la bulimia nerviosas cuando realizamos talleres y actividades dirigidas a niños y jóvenes. La explicación de este hecho radica en la prevención inespecífica como estrategia para prevenir los trastornos de la conducta alimentaria.
La prevención inespecífica se centra en la promoción de los factores de protección frente a los trastornos de la conducta alimentaria: una buena autoestima, una imagen corporal positiva, un estilo de vida saludable y el desarrollo de un sentido crítico hacia el modelo de belleza actual y la presión social que existe alrededor. Es inespecífica porque el destinatario, en este caso niños y jóvenes, no es consciente de que se está trabajando para la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria.
El motivo que explica que el abordaje de la prevención de este trastornos sea a través de la prevención inespecífica se debe al hecho de que hablar sobre la sintomatología y las conductas asociadas a la anorexia y la bulimia nerviosas, lejos de ser preventivo, puede resultar contraproducente porque puede despertar la curiosidad entre el grupo de mayor riesgo: niños y jóvenes, por lo que en lugar de reducir la aparición de conductas de riesgo relacionadas con la alimentación y el cuerpo, lo que podemos provocar es un aumento de las mismas. Es decir, se trata de no "dar ideas" a los chicos y chicas.
Así pues, nuestra recomendación a educadores y educadores es empoderar a niños y jóvenes trabajando por la promoción de la salud y la autoestima, y contar con especialistas, como Fundación IMA, a la hora de diseñar e implementar programas de prevención de trastornos de la conducta alimentaria.